sábado, 12 de diciembre de 2009

Combustibles













Vientos de levante
y un sollozo incontendido
transforman tu risa cálida
en un lamento y un quejido.

Acállate aquí en mis brazos
con esa danza armoniosa,
como fino pianista
acomoda tus encantos.

Haz de esa sonrisa cotidiana
alegría y suspiro,
que no se diga por las calles,
que yo ya no soy tu reina.

Acércate poco a poco
al ocaso de los dioses,
y encendamos esta hoguera
sin temor al equívoco.

Pronunciemos en silencio,
solo con nuestros ojos,
por que hay miradas que matan
y la nuestra es el auspicio.

Deseando calladamente
nos revolvemos embistiendo
con frenesí y con arrojo
vencimos abiertamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario