sábado, 12 de noviembre de 2011

Retroceso











¿Por qué vuelvo al pasado una y otra vez?. ¿Por qué si ya no tengo más lágrimas?. Me doy mil y una explicaciones pero ninguna me consuela. Sigo haciendo lo mismo.
Las madrugadas se han convertido en mis aliadas, me acompañan en mis noches de insomnio. Hacen que en mi cabeza pasen como una película los recuerdos que se aglutinan en mi mente. Soy mi propia enemiga. Me hago daño sin poder evitarlo.
Mi cuerpo va por un lado, mi mente vuela libre y me devuelve al dolor de mi corazón. ¿Y para qué? si ya no tengo lo que me pueda aliviar, la humedad de mi mirada pasó a ser estática, inerte.
Quiero gritar y no puedo, debo reprimir lo que siento, debo acallar mi boca, mi garganta, mi voz.
Ya no encuentro sentido en el nuevo día. La lluvia ya no me moja, el sol no calienta mi piel. Mi vida gris se vuelve negra, como un pozo sin fondo donde caigo y caigo.
Quizá encuentre el desahogo en el sitio menos esperado o quizá debería dejarme caer hasta el fondo del pozo, puede que ahí encuentre el descanso que necesito.