sábado, 30 de julio de 2011

¡Garganta... ay gargantita mía!















¡Garganta...
ay gargantita mía!
tu que me acunaste
con mil melodías,
tú que mil piropos tenías
que hasta como despertador
te querían.

¡Garganta...
ay gargantita mía!
tu vibrato melodioso
con ese sonido armonioso
que de ti yo presumía.

¿Por que me haces la puñeta
y te alías
con mis pulmones y oido,
para desbarajustar sin sentido?.
Sé buena y avisa
a tu amiga la fiebre,
¡dile que ya me deje!.

¡Garganta...
ay gargantita mía!
deja ya de darme estocadas
que el mundo taurino
es muy comprometido,
y no es lo mío.

Hagamos un trato,
anda se complaciente,
deja ya de quemarme,
yo a cambio prometo
cuidarte con esmero
curarte y aliviarte.

domingo, 24 de julio de 2011

Meta
















La noche pasaba,
llenaba de caricias mi alma,
esas en las que tu siempre regresabas
para darme alas,
alas para alzar el vuelo,
llegar a cualquier parte
donde mis ojos se posan,
donde mi mente arremete.
Vuelo bajo tus sábanas
que son ahora mi referente,
no te acurruques,
despliega tu cuerpo,
dejame recrearme,
pasearme por tus valles,
encenderme en tu colina,
saciarme en tus ganas.
Déjame el producto
que nace nuevo cada mañana,
en cada gesto cotidiano,
en cada mirada desafiante,
en cada suspiro triunfante,
quiero llegar a la cúspide,
a lo más profundo de tu ser,
conocer esos secretos
que tu cuerpo siempre esconde.
Regálame la vida que pudimos tener,
quiero extasiarme en tu piel,
en tu voz, en tus sentidos,
quiero llegar al remanso
que después del placer,
sólo producen tus brazos.

miércoles, 20 de julio de 2011

Anclaje













Nadie está en pié, sólo ella.
Es temprano, apenas poco más de las ocho de la mañana.
La mañana ha amanecido triste y gris, con lluvia que amenaza con no parar. Quizá sólo sea la acompañante ideal para su sentir.
Camina con el semblante serio por la casa, esa en la que no se oye más que el ruido de su propio caminar y el de algún pájaro en el exterior que no parece incomodarle esa llovizna incesante.
Se ha pasado media vida preocupada por los demás y la vida no ha sido demasiado generosa con ella. Sus hijos fueron lo que siempre deseó, desde muy joven, pero no supo hacerlo bién, quizá era más el deseo que la voluntad.
No tuvo una infancia que recuerde con demasiada felicidad,quizá retoques de unos recuerdos, de algunas risas, de juegos entre hermanos y sus siempre queridas abuelas, pero poco más. Se sentía querida y respetada entre sus amigas y el paso del tiempo hacía que sus nuevas conocidas reconocieran que era un ser bueno y bondadoso, al que cualquiera que osase hacerle daño no se mereciera el perdón de Dios, pero ella siempre se sintió perdida en el mundo. Su falta de autoestima a pesar de que su físico la acompañaba para sentirse deseada no era suficiente. Sus complejos de inferioridad hacían que nunca acabase de creerse las "zalamerías" que le decían, por que ella siempre pensaba así, que solo eran eso.
Ahora, el paso del tiempo le devuelve una vida llena de errores, se desplaza de puntillas por ella, sin hacer ruido (la verdad es que siempre le gustó pasar desapercibida) y casi lo consigue, pero supongo que esas son precisamente las que al final, más llaman la atención.
Creyó encontrar la horma de su zapato, pero los años le hicieron ver que se puede llevar zapato de salón y cambiarlos por unas chanclas que den frescura a los piés y ahí se quedó ella, estancada en el tiempo de los recuerdos, llorando a oscuras y sonriendo a la vida que bulliciona a cada paso que dá.
Muchas veces se encierra en ese mundo de reproches, imaginando su vida en otras circunstancias pero solo son quimeras, oasis en donde paras para retomar fuerzas y volver a tu realidad.
No siente el cariño que merece. Sus hijos ya vuelan y su casa aunque nunca sola se vuelve cárcel en sus ansias de sentir, pero no tiene el privilegio siquiera de rozar otra piel que desee ser tocada y ella sólo puede añorar unos labios a quien dulce y lentamente besar y unas manos que le demuestren que aún se la puede desear.

jueves, 14 de julio de 2011

Amor a tres











Difícil camino sin voluntad
cuando el tiempo pasa
y esa amante se instala.
No puedes despojarla
quizá ya no quieras desembarazarte,
esa es la vida que tu aprobaste.
Los minutos pasan
clavados de silencio,
martilleando las paredes.
El tiempo de reunificación
plantea tu mirada
que ya no dice nada.
Los aliados se vuelven
amigos-enemigos
en tu nuevo destino.
La guardia se baja,
el camino se ensancha,
cuando el amor se convierte
en un juego a tres bandas.

domingo, 10 de julio de 2011

Cobarde















Frío gélido recorriendo
una piél desacostumbrada,
temblores al que el cuerpo somete,
son simples temores.
Recubres de ansiedad monotona,
¡siempre pasa lo mismo!
es el juego del querer y no poder.
Los miedos juegan su baza
te remiten a una pasada
donde se mezclan,
deseo y cobardía.
El poder ya no es tuyo,
prefieres perder el tren
antes que se sepa
que eres vagón de tercera.
No quieres retoques,
no quieres que nadie te vea,
prefieres seguir siendo
lo que todo el mundo cree ver,
alguien a quién se puede querer.

lunes, 4 de julio de 2011

Por los recuerdos












Ahí está, como siempre.
Como siempre desde hace un año, sometida a sus pensamientos, a sus irrealidades o a lo que pase por allí.
Era una mujer dispuesta, coqueta, entregada y ahora es un vago recuerdo de aquello. Solo quedan huesos y piél.
A veces se toca la cabeza y se enfada, se enfada cuál niño caprichoso que no consigue lo que quiere pero a ella se le permite.
Otras está ensimismada en ese mundo de cristal que ve con esos ojos que han vivido tanto pero al que no puede acceder. Se mantiene sumisa, callada.
Su alma hace tiempo que volvió a la niñez, a los juegos en la calle, a los bailes de romería, a los "mandados" como ella decía que le mandaba mamá, a la vergüenza de la mirada de un chico, a confidencias con amigas y a reconocimientos de colegio por aplicada, por leer mejor que nadie, por tener las tareas hechas y por ser respetuosa y educada.
Vuelven los recuerdos a una casa blanca donde el calor se quedaba en la fachada, donde se cantaba mientras se hacía la colada en esos lavaderos que se compartían o en esos ríos de aguas cristalinas que calmaban más de una sed.
Recuerdos poco contados de una guerra que vino para aterrorizar y que se fué seguro con alguna baja.
La emancipación y los hijos, la búsqueda de algo mejor,la ida de su casa hacia donde estaba el pan. La lucha por sobrevivir día a día con techos y cocinas compartidas. Más cambios de casa y la ayuda entre vecinos, las riñas de un padre severo y el abrigo de un ala.
Crecen los niños, pasan los años y de nuevo más niños a los que se quieren más que su sangre, a los que sigue llamando hijos para que sean niños de por vida en su voz.
Y después de esa lucha de titanes la vida se encarga de arrebatarle los recuerdos.
Quizá todo empezó cuando él se fué dejándola sumida en el más absoluto desconsuelo y por el que envejeció diez años en un mes, por el que se le olvidaba ya ser coqueta y hasta comer y por el que hoy años después vaga en esos mundos que inconscientemente le llevan a él.
Se que no hay mal que cien años dure y se que un día que no se si querer mas tarde que pronto se reencuentre con él y entonces recordará otra vez.