viernes, 10 de febrero de 2012

Esta noche ¡NOOOO!













Silvia era una mujer de unos treinta años que estaba cansada de tener que caminar todos los días para ir al río a lavar la ropa o a la tiendita a comprar, por un camino que era peor que un tiovivo desbocado.
El camino era de tierra, lleno de baches y socavones y cuando llovía, que era bién a menudo se llenaba de charcos y barrizales y más de uno y de una se había casi dejado el pie en uno de esos pozos.
Silvia había hablado con su marido Manuel sobre su situación y le pedía que fuese a hablar con el alcalde y le contara su situación a ver si arreglaban eso de una vez. Su marido siempre le decía que esa misma semana lo intentaría pero que seguro que siempre habría algo que arreglar más importante que un camino para una veintena de vecinos.
-Manuel, mira que es necesario, no puedo estar yendo y viniendo por ese camino como tal y como está todos los días, o acaso ¿tú vas bién cuando te vas a trabajar?.
-No mi amor pero ten paciencia, iré al ayuntamiento a ver que se puede hacer.
-Manuel, siempre dices lo mismo.
-Y tu sabes que es verdad que lo haré.
Ante esta situación a Silvia se le ocurrió una idea. Reunió a todas las mujeres del poblado y les explicó que así no podían seguir, que necesitaban presionar de alguna manera a sus maridos para que se movieran y les propuso no tener relaciones maritales con ellos hasta que no arreglaran el camino.
A todas les pareció excelente idea, algunas incluso agradecieron el pensar que por un tiempo no tendrían a los zalameros y fogosos de sus maridos todo el día colgadas de ellas.
Silvia y algunas mujeres del poblado fueron más allá en sus presiones. Silvia conocía a la mujer del teniente de alcalde porque habían sido amigas de pequeñas, lo bastante amigas como para decidirse a ir a hablar con ella. Antonia, que así se llamaba la mujer, la recibió muy cariñosamente. Silvia le explicó brevemente la situación por la que estaban pasando y después de pensar, decidió ayudarlas a hacer presión ella tambien, es más, le prometió que hablaría con Pilar, la mujer del alcalde y seguro que ella también accedería. Estaban todas de acuerdo en que tenían que hacerse notar y presionar "donde más duele" como ellas decían riéndose.
La fórmula no se hizo esperar para hacer efecto, en cuanto los maridos vieron que la única respuesta que recibian ante sus cariños era ¡Esta noche no! y que esto se repetía noche tras noche hicieron asamblea y el alcalde que tambien es hombre y tiene sus necesidades y ante la amenaza de su mujer con cortarle los cataplines si lo solucionaba yéndose de pelandruscas, dictó orden de empezar las obras del camino de Santiago, que así se llamaba dicho camino. En un mes todo estaba solucionado, un camino liso, sin baches ni hoyos, donde ahora si se podía caminar por el.
Es misma noche hicieron fiesta en el poblado y todos los matrimonios pudieron por fin disfrutar y desplegar sus mejores artes amatorias e incluso se dice y se comenta que Silvia y Manuel se fueron detrás de unos matorrales a matojear para recordar que bueno era decir ¡Esta noche SIIIIIIIIIIIIIIII!.