domingo, 5 de junio de 2011

Lasitud













Mendigo oculto de tus palabras,
delirantes, que entremezclan el yugo,
de tus vaivenes y quereres.
Taciturno y renqueante,
vislumbro tus caprichos
en tardes y noches.
Aprietas a tu antojo tu celosía
y yo quedo renunciado,
desposeido de todo honor.
Emites tus voluntades
y yo soy pasto fácil del fuego
que emiten tus pensamientos.
No quiero ser el ermitaño
que antaño era mas principe,
para convertirse en vulgar mendigo.

4 comentarios:

  1. Hola nena,la libertad no puede ser subyugada bajo ningún subterfugio,ni colocada en posición subyacente,en si todos buscamos nuestro dorado pénsil,escapando de nuestra propia ondina....buen día, gracias, besos sustraidos...

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  2. Hola cielo, ojala todos tuviesemos un dorado pensil en vez de sumergirnos para acompañar a el legendario ondina.
    Besitos.

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  3. Increible como juegas con las palabras para formar esos poemas que nos arrastran a tu mundo de ensoñaciones

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  4. Gracias Nicolas, me halagas.Encantada de verte por aquí.

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